Amados
estudiantes:
El
Sol ha traído esta vez una enseñanza oculta para ser develada a vuestras almas:
“LA JERUSALÉN MESIÁNICA”.
Entrad
en la lectura del Apocalipsis Bíblico, el Libro
de Revelación, en el capítulo 21, y veréis la descripción de vuestra
naturaleza interna más elevada:
Vuestra
Divina Presencia “Yo Soy”
Leed con atención el capítulo citado y observad en las
descripciones de la “Ciudad Santa” las características y cualidades del
ESPÍRITU SOLAR en su descenso al corazón del ser humano. El chakra cardíaco del
hombre posee “12 energías”; es el ‘Loto de 12 pétalos’ que describe la
filosofía hinduista. Estos 12 pétalos deben desplegarse a través de la
evolución hasta que la Flor del Alma esté
totalmente desplegada. También existen 12 pétalos internos dentro del Loto de
1000 pétalos de la corona, en la cúspide de la cabeza del ser humano, que lo
pone en contacto y armonía con las esferas superiores. Ambos Lotos, el
coronario y el cardíaco, están místicamente conectados.
Los
“12 pétalos”, en ambos centros, son 12 entradas del Espíritu de Dios, es decir,
de vuestro “YO SOY” Divino, el auténtico Ser del Hombre. Hablamos de “12
entradas” porque cuando se han abierto y desplegado los 12 pétalos del Loto
Cardíaco en el Hombre cada pétalo es una ‘lengua de Fuego’ de una especial Virtud, y a la vez es una “Puerta” por
donde el Espíritu Universal de Cristo puede entrar para derramar sus
bendiciones de ‘Vida Una’ a los mundos materiales.
Por
este motivo os decimos:
“Vosotros sois la Puerta por donde el Sol
Crístico ha de derramar sus bendiciones como un verdadero Manantial de Vida
Divina”.
Esto
es posible tan solo cuando el peregrino se ha purificado lo suficiente y ha
madurado en su interior un sentido de
conciencia de “Yo Trascendente”, es decir, cuando ha abandonado las tretas
del ego inferior y finalmente se ha entregado al Sol Divino en su interior.
Cuando tal condición de vida interna ha sucedido el Sol Búdico-Átmico
‘desciende’, o bien, ‘se enciende’ en “la Plaza central de la Ciudad Santa”, el
CORAZÓN y la CORONA y despliega sus coloridas cualidades, tal cual lo expresa
el capítulo 21 del Libro del Apocalipsis.
Tal
libro es un libro de “Revelaciones”, porque revela la Iluminación crística del
Hombre, pero, claro está, que la forma simbólica en que se ha escrito ha
confundido a los inexpertos, a los que todavía no tenían “ojos para ver”. El
Libro Profético de Juan solo ha podido ser bien entendido por quienes han
transitado cierto tramo interno del Sendero Iniciático; pero poco a poco las
verdades confusas y ocultas a los ojos del profano se van develando, para que
aquello que estaba velado salga a la luz, y todos puedan ver.
Con
el Advenimiento de la Conciencia Divina al hombre “ya no habrá noche” porque la
Luz estará por sí misma encendida, viva, como Lámpara eterna en su interior. Esa Luz será la Conciencia del ‘YO SOY’
despierta, activa y operante; esta es la Lámpara Búdica del Amor brillando
como un Sol en el alma victoriosa del Hombre.
En
quien el Sol vive y reina como conciencia despierta y trascendente ya no hay
“altares” de adoración, ni búsquedas de guías o ‘gurús’; y ya no existe
oscuridad por que el YO SOY eterno lo ilumina todo con Su Luz propia. Este YO
SOY es el Sol Crístico-Espiritual (Búdico-Átmico), la Nueva Jerusalén, es decir, la nueva conciencia de SER en el
Hombre. (Ver mas detalles de este tema en http://gnosissolar.blogspot.com/2013/07/merkabah-nuevas-revelaciones-acerca-del.html).
Entrad
en el Apocalipsis Bíblico sin temor, con la Conciencia de la Presencia “YO
SOY”, y entenderéis con claridad que todo lo que allí se describe es el proceso
de purificación interna y el consecuente despertar Crístico-Solar, tanto a
nivel del individuo como a nivel de la Humanidad.
Que
la Paz Solar mueva en vosotros a la reflexión inteligente, profunda y fecunda.
INSTRUCTORES INTERNOS
Nota: La Nueva Jerusalén, a nivel planetario, significaría (análogamente a lo ya explicado respecto del Hombre) el advenimiento a la Tierra de una condición de "Nuevo Estado vibracional planetario". Para ello es que la Tierra está en un proceso de Ascensión, que culminará en su paso alquimico al Nuevo estado.