El diccionario de la Real Academia
Española dice que “Cristo” es el Hijo de
Dios hecho hombre. Esta sería una definición relacionada a la Religión
Cristiana exotérica. Según la tradición cristiana, Cristo es el Mesías y
Salvador del hombre.
Pero la palabra Cristo proviene de
una palabra griega, “Chrestos”, una
forma gnóstica primitiva de ‘Cristo’, que fue usada en el quinto siglo antes de
J.C. por Esquilo, Erodoto, y otros. Chrestés
era el que explicaba oráculos, es decir un
profeta o adivino.
Crhestos significaba también un
discípulo puesto a prueba, un candidato para la dignidad de hierofante (Iniciado
en verdades ocultas). Cuando el aspirante pasaba las largas pruebas y
sufrimientos y alcanzaba la iniciación, era ungido (frotado con aceite en una
ceremonia, como símbolo y toque final) y se cambiaba su nombre en “Crhistos”:
el “purificado”. (Conceptos extraídos del Glosario Teosófico, de H.P.B.).
En simbología mística Crhistos
significaba “el que había recorrido ya el
camino, o Sendero, y alcanzado la meta”. El Camino o Sendero es aquel que
transita el alma humana, un sendero
de ‘trampas’ o pruebas de comprensión,
por el cual finalmente la conciencia se ilumina y el hombre descubre su
verdadera identidad espiritual. Para ello tubo antes que “purificarse”, es
decir, descristalizar y des-ilusionar su mente.
En síntesis, Cristo es una palabra
de raíz griega que significaba “profeta”, “el purificado”, y “el que ha llegado
ya a la meta”.
Hay quienes hablan de el “ser
cristal” como sinónimo del “ser crístico”. No encuentro relación de
significados entre las palabras “cristal” y “cristo” más que una coincidencia
en la primeras letras de ambas palabras: “crist-al” y “crist-o”.
La misma fonética existe en la palabra Krish-na (estas no son coincidencias
fortuitas, sino que guardan un significado mántrico). Pero sin embargo, existe
una relación entre ‘cristal’ y ‘cristo’, en cuanto que uno de los
significados de Christos vimos que
era “el purificado”, y el “cristal” es un mineral (cristal de roca o
cuarzo incoloro) que logra transparencia y gran dureza al permanecer gran
cantidad de tiempo bajo tierra a una gran presión. El mineral sometido a la
presión, al tiempo y a la temperatura, desarrolla así cualidades de dureza,
pureza y transparencia (cristalizando además en formas de pirámides y prismas).
Análogamente el candidato a la Iniciación debe soportar “la presión” y “la
temperatura” de las pruebas de la vida a lo largo del tiempo de duración del
proceso iniciático, hasta pulir su carácter y limpiar su mente, la cual debe
quedar “purificada” para poder reflejar la luz de Buddhi (Intuición). Por lo tanto,
la palabra “cristal” puede, ‘simbólicamente’, coincidir perfectamente con la
palabra “cristo”.
Según todos estos conceptos podremos
coincidir en que Cristo en el hombre, es sinónimo de Conciencia Búdica, y
también de Alma Divina o “Cuerpo de Luz”. Veamos:
El alma humana es el Ego reencarnante que está transitando el camino o
sendero. Cuando después de transitar incontables encarnaciones se ha
“purificado”, el alma humana se
transforma en alma divina, al unirse la mente a Buddhi. Esta es la
iluminación y eternización del alma humana. Con este paso el Cuerpo Causal
(alma humana) es absorbido por el nuevo Cuerpo de Luz (alma divina) que ha
sido tejido con materia Búdica (principalmente).
El Cuerpo de Luz o Mercabah es
CRISTO ya formado en el hombre. Es conciencia iluminada, mente espiritual,
Sabiduría.
Desde
un punto de vista técnico teosófico, Cristo en el hombre es la vitalización del
Principio Búdico (el 6° principio de los 7) hasta tomar la suficiente materia
consciente con la cual se forma o ‘teje’ un nuevo Cuerpo, el Cuerpo Búdico o
Crístico, o Cuerpo de Luz. (Y no erraríamos al decir “Cuerpo Cristal”, según
vimos).
En Teosofía, además, se habla
también de 3 departamentos del Logos Planetario, los cuales son la cabeza de la
Jerarquía espiritual planetaria. El 2° de estos 3 departamentos es el que ocupa
el Bodhisattva. CRISTO sería el cargo que ocupa el Boddhisattva; y ese cargo es
el de GRAN INSTRUCTOR MUNDIAL. Por lo tanto, según este concepto, Cristo no
sería un Ser, sino un cargo, el de Instructor, ocupado por quien le corresponde
en un momento dado.
El
Cristo es quien está a cargo de la instrucción de las almas, a nivel Humanidad,
y es el responsable de la creación de las grandes religiones del mundo, que son
las que dan impulsos de progreso. El ser humano necesita de estos impulsos
hasta que se ilumina y encuentra el ‘impulso divino’ dentro de sí mismo, no
dependiendo ya más de formas externas.
Evidentemente hay una relación entre
los conceptos hasta aquí considerados, ya que Crhistos significaba ‘el que
ha alcanzado ya la meta’, y evidentemente solo quien ha alcanzado “La Meta”
puede convertirse en guía e Instructor.
En estos Blogs se ha empleado la
palabra CRISTO asociada a otras palabras, como por ejemplo, “Cristo Solar”,
“Cristo Solar Universal”, “Cristo Micael”, etc.
“Cristo Solar” puede significar
varias cosas según el contexto en el cual está siendo empleada esa palabra. El Cristo Solar en el ser humano es Cristo
o Buddhi nacido en su conciencia (su Cuerpo de Luz). Aquí la palabra “solar”
solo refuerza el significado, porque la palabra “sol” significa a nivel místico
‘iluminación’, ‘espíritu’, ‘sabiduría’, ‘amor’, etc., las cuales todas son
cualidades del despertar del principio
búdico en el hombre.
“Cristo Solar” es también el Regente Solar de un planeta, de una
estrella, de un sistema solar, de una galaxia o de un ‘Universo Local’
(constituido por cientos o miles de galaxias). Es decir que existen categorías
de Cristos Solares en función del tipo de cargo que desempeñen.
“Cristo Micael” es el Regente Solar de nuestro Universo Local
(al cual en El Libro de Urantia se le
llama “Nebadón”, cuya palabra es empleada en las canalizaciones).
El Regente Solar Universal está como ‘chispa’ vitalizando el principio
búdico en cada ser humano. Cuando el hombre transita el sendero de la
evolución, abriendo camino (es decir, construyendo el puente interno o Antakarana), y superando así las ilusiones y
espejismos astrales y de la mente inferior, llega al mundo superior; se une a
Buddhi conscientemente vitalizando este 6° principio interno y va gestando así
una Nueva Conciencia. Habiendo así transitado el camino interno, y llegando a
la meta de la comprensión clara y vivencia de la Unidad, de trasforma
finalmente en un CRISTO.
(Por supuesto, esto es solo un bosquejo de aclaraciones conceptuales... El tema da para más investigación)
Saludos. Alexis B.
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